¿Por qué somos agua? El mar es infinito…pero no tan femenino como muchos pescadores hubieran anhelado. Sus atractivas sirenas aparecen tan solo en los cuentos y mitos. La caña de pescar intenta abastecer a su dueño con pececillos marinos. La noche habita sobre la playa  y la frustración de no obtener una buena pesca impregna el pecho del pescador. “Ojalá cayera un poco de marisco”, piensa. La dulce florecilla, que no es más que su pequeña de tres años, aparece en su mente.

 Sintió un escalofrío invernal recorrer por todo su costado. La viejas promesas, años atrás con ella en aquel lugar. Su sonrisa jugando a construir la esperanza sobre la arena. Aquello era felicidad. Y entre sueños y futuro, pescar en abundancia para no pasar hambre. “¿Papá, falta mucho para volver a casa?”  “La paciencia es nuestra virtud y la que nos alimenta mi pequeña”, susurró a su oído.

 

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